viernes, 20 de junio de 2014
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sábado, 14 de junio de 2014
viernes, 13 de junio de 2014
El Edipo
Es una prueba que
experimenta el niño(a) de alrededor de cuatro (4) años, quien, superado por un
deseo sexual incontrolable, tiene que aprender a sofrenar su ímpetu y a
ajustarlo a los límites de su cuerpo inmaduro, a los límites de su conciencia
naciente, a los limites de su miedo y finalmente a los límites de una ley
tácita que le ordena dejar de tomar a su
padres como objetos sexuales. Con el Edipo por primera vez en nuestra vida le
decimos al insolente deseo ¡calma!,
aprende a vivir en sociedad. También aprendemos en esta etapa que el Edipo es
el doloroso paso de iniciación de un deseo salvaje a un deseo socializado y la
aceptación igualmente dolorosa de que jamás podremos satisfacer
totalmente nuestros deseos.
El Edipo además es
una crisis sexual de crecimiento, la fantasía que esa crisis modela en el
inconsciente infantil. En efecto, la experiencia vivida del seísmo edípico se
graba en el inconsciente del niño como una fantasia que ha de definir la
identidad sexual del sujeto. En definitiva,se se tuviese que esquematizar las
crisis edípica en dos etapas, se puede afirmar que el Edipo comienza con la sexualización de los padres y se
completa con la desexualización de
los padres que termina en la identificación de los sexos.
Desde esta perspectiva
a qué pregunta fundamental responde el interrogante por el Edipo dentro del edificio
teórico del psicoanálisis? La respuesta parcial pero precisa, responde a dos
preguntas fundamentales: ¿cómo se forma la identidad
sexual de un hombre o de una mujer? Y ¿cómo llega alguien a convertirse en
neurótico? Resuelve la pregunta por el origen de nuestra sexualidad y además el
origen de nuestros numerosos dolores neuróticos.
Los tiempos de la Metáfora
Paterna.
Para Lacan la paternidad implica la estructura de una metáfora, pues,
involucra una sustitución metafórica. La expresión Metáfora Paterna, es introducida
en 1957-8, supone la sustitución de un significante por otro, lo cual implica
el carácter metafórico del complejo de Edipo enunciado por Freud. Se podría describir
en tres(3) momentos.
1. Primer momento. Es el tiempo en
el origen, en este momento el niño se encuentra en una relación indiferenciada
con la madre, es una relación dual pero no simbiótica, en la cual el infante
entra en contacto por primera vez con el medio; el niño(a) más que relacionarse
con la madre como persona se relaciona con su deseo, se trata de una
identificación imaginaria, ya que se articula con algo que para el niño es el
deseo de la madre, es un deseo alienado en el margen de otro, no articulando un
deseo propio más allá del materno. A ese objeto de deseo de la madre, al cual
ella, en tanto depende de un orden simbólico tiene cierto acceso, Lacan lo
llama Falo. El padre en este momento no aparece como función, solo aparece en
su semblante social en relación a su papel en la procreación, pero como
instancia para la vida psíquica del niño aun no se ha manifestado. El impero de
la “ley” de la madre es lo que predomina en esta etapa.
2. Segundo momento. Es un tiempo nodal, en el cual hay
algo que desprende al sujeto de su lugar de identificación imaginaria, y lo
liga al mismo tiempo con la primera aparición de la ley paterna, la madre queda
remitida a una ley que no es la suya, sino la de Otro, que posee en realidad el
objeto de su deseo. El padre interviene en calidad de mensaje, tanto para la
madre como para el hijo, enuncia un No que no es simplemente no te acostarás con tu madre, sino
también no reintegrarás a tu producto,
con lo cual le niega a la madre el acceso al objeto fálico. Hasta este momento
el niño(a) ocupa un lugar de asujeto, pues, no articula su propio deseo. El
padre se afirma en su presencia, en la medida que el objeto de deseo de la
madre se ve afectado por su interdicción, impidiendo que el niño(a) se
convierta en un objeto servil de la
madre, este es el momento privativo del Edipo.
3. Tercer momento. Lo que el padre ha prometido debe
mantenerlo, el interviene como portador del falo, puede dar a la madre lo que
ella desea, el padre ejerce la castración sobre el niño haciendo imposible para
él la persistencia en el empeño de ser el falo para la madre. De igual manera
se impone la simbolización de la ley, que
indica que el niño ha asimilado su significado. El éxito del Edipo esta en esta
identificación del sujeto con el padre, a lo que se conoce con el nombre de Ideal
del Yo.
El triangulo punteado corresponde al ternario (o triangulo) imaginario
y el de la línea sólida, que incluye al padre, corresponde al ternario( o triangulo)
simbólico. En el caso del varón, la salido del Edipo se produce por esta identificación
con la instancia paterna, que da al niño los títulos para, en el momento adecuado,
si todo va bien” tomar posesión de todos los poderes sexuales y … ejercerlos. La
niña, por su parte, no conserva una identificación
al padre a titulo de garante de la virilidad. Sabe quién tiene el falo y va a él
a buscarlo. Esta identificación se inscribe, el ternario simbólico, en el lugar
donde antes estaba el niño. En el polo materno, comienza a constituirse todo lo
que luego será realidad, y del lado del padre comienza a constituirse todo lo que
después será el superyó.
[1] En este recorrido recogeré las
valiosas precisiones teóricas del psicoanalista Juan David Nasio y los aportes
del Diccionario de psicoanálisis Lacaniano de
Dylans Evans.