viernes, 13 de junio de 2014

El Edipo

EL COMPLEJO DE EDIPO[1] (Primera parte)



Qué es el Edipo?

Es una prueba que experimenta el niño(a) de alrededor de cuatro (4) años, quien, superado por un deseo sexual incontrolable, tiene que aprender a sofrenar su ímpetu y a ajustarlo a los límites de su cuerpo inmaduro, a los límites de su conciencia naciente, a los limites de su miedo y finalmente a los límites de una ley tácita  que le ordena dejar de tomar a su padres como objetos sexuales. Con el Edipo por primera vez en nuestra vida le decimos al  insolente deseo ¡calma!, aprende a vivir en sociedad. También aprendemos en esta etapa que el Edipo es el doloroso paso de iniciación de un deseo salvaje a un deseo socializado y la aceptación igualmente dolorosa de que jamás podremos satisfacer totalmente  nuestros deseos.

El Edipo además es una crisis sexual de crecimiento, la fantasía que esa crisis modela en el inconsciente infantil. En efecto, la experiencia vivida del seísmo edípico se graba en el inconsciente del niño como una fantasia que ha de definir la identidad sexual del sujeto. En definitiva,se se tuviese que esquematizar las crisis edípica en dos etapas, se puede afirmar que el Edipo comienza con la sexualización de los padres y se completa con la desexualización de los padres que termina en la identificación de los sexos.

Desde esta perspectiva a qué pregunta fundamental responde el interrogante por el Edipo dentro del edificio teórico del psicoanálisis? La respuesta parcial pero precisa, responde a dos preguntas fundamentales: ¿cómo se forma la identidad sexual de un hombre o de una mujer? Y ¿cómo llega alguien a convertirse en neurótico? Resuelve la pregunta por el origen de nuestra sexualidad y además el origen de nuestros numerosos dolores neuróticos.

Los tiempos de la Metáfora Paterna.

Para Lacan la paternidad implica la estructura de una metáfora, pues, involucra una sustitución metafórica. La expresión Metáfora Paterna, es introducida en 1957-8,  supone la sustitución de un significante por otro, lo cual implica el carácter metafórico del complejo de Edipo enunciado por Freud. Se podría describir en tres(3) momentos.

1.    Primer momento. Es el tiempo en el origen, en este momento el niño se encuentra en una relación indiferenciada con la madre, es una relación dual pero no simbiótica, en la cual el infante entra en contacto por primera vez con el medio; el niño(a) más que relacionarse con la madre como persona se relaciona con su deseo, se trata de una identificación imaginaria, ya que se articula con algo que para el niño es el deseo de la madre, es un deseo alienado en el margen de otro, no articulando un deseo propio más allá del materno. A ese objeto de deseo de la madre, al cual ella, en tanto depende de un orden simbólico tiene cierto acceso, Lacan lo llama Falo. El padre en este momento no aparece como función, solo aparece en su semblante social en relación a su papel en la procreación, pero como instancia para la vida psíquica del niño aun no se ha manifestado. El impero de la “ley” de la madre es lo que predomina en esta etapa.

2.    Segundo momento. Es un tiempo nodal, en el cual hay algo que desprende al sujeto de su lugar de identificación imaginaria, y lo liga al mismo tiempo con la primera aparición de la ley paterna, la madre queda remitida a una ley que no es la suya, sino la de Otro, que posee en realidad el objeto de su deseo. El padre interviene en calidad de mensaje, tanto para la madre como para el hijo, enuncia un No que no es simplemente no te acostarás con tu madre, sino también no reintegrarás a tu producto, con lo cual le niega a la madre el acceso al objeto fálico. Hasta este momento el niño(a) ocupa un lugar de asujeto, pues, no articula su propio deseo. El padre se afirma en su presencia, en la medida que el objeto de deseo de la madre se ve afectado por su interdicción, impidiendo que el niño(a) se convierta en  un objeto servil de la madre, este es el momento privativo del Edipo.

3.  Tercer  momento. Lo que el padre ha prometido debe mantenerlo, el interviene como portador del falo, puede dar a la madre lo que ella desea, el padre ejerce la castración sobre el niño haciendo imposible para él la persistencia en el empeño de ser el falo para la madre. De igual manera se impone la simbolización de la ley, que indica que el niño ha asimilado su significado. El éxito del Edipo esta en esta identificación del sujeto con el padre, a lo que se conoce con el nombre de Ideal del Yo.


El triangulo punteado corresponde al ternario (o triangulo) imaginario y el de la línea sólida, que incluye al padre, corresponde al ternario( o triangulo) simbólico. En el caso del varón, la salido del Edipo se produce por esta identificación con la instancia paterna, que da al niño los títulos para, en el momento adecuado, si todo va bien” tomar posesión de todos los poderes sexuales y … ejercerlos. La niña, por su parte,  no conserva una identificación al padre a titulo de garante de la virilidad. Sabe quién tiene el falo y va a él a buscarlo. Esta identificación se inscribe, el ternario simbólico, en el lugar donde antes estaba el niño. En el polo materno, comienza a constituirse todo lo que luego será realidad, y del lado del padre comienza a constituirse todo lo que después será el superyó.














[1] En este recorrido recogeré las valiosas precisiones teóricas del psicoanalista Juan David Nasio y los aportes del Diccionario de psicoanálisis Lacaniano de  Dylans Evans.



1 comentarios:

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