sábado, 24 de mayo de 2014

Psicoanálisis Aplicado

Jacob pelea en el valle de Jakok.
Génesis 32, 23-32
La integración de lo negativo en la vida cotidiana.

Por Ramiro A. Alvarez. Mg

Este relato muestra una auténtica radiografía de las profundidades de la mente humana, escenifica el drama de un hombre astuto, ambicioso de poder y riqueza, suplantador de la bendición de su propio hermano y vencedor en una pelea enigmática, en el valle de Yakok. Después de haber desdoblado teóricamente el tema del superyo, viene bien utilizar la literatura bíblica como aplicación de los conceptos psicoanalíticos, pues, como lo afirmó Julia Kristeva en su reciente visita a Chile: la literatura es el psicoanálisis.

Son siempre nuestras propias preocupaciones y angustias las que opacan nuestra vida, muy frecuentemente el peso que más nos agobia es el de las angustias y preocupaciones que nos creamos y de las que somos culpables. Cada vez que la noche oscura llena de miedo nuestra vida, cuando las pruebas y enfermedades nos llenan de dolor y desconcierto, es el momento de reaccionar y defendernos, tal como Jacob reaccionó en aquella noche para defenderse  luchando con aquel oscuro  poder que lo atacaba.

Hay que lograr  que la luz aparezca para que,como Jacob, podamos reconocer  que en medio de todas nuestras angustias y luchas esta también la mano de Dios mostrándonos el camino de un aprendizaje que hemos venido a realizar en esta tierra y que no excluye para nada el dolor; es por esto que este relato constituye una bienaventuranza a todos aquellos  que sumergidos en la noche del dolor y la incertidumbre no saben a quién acudir, que desamparados por sus familiares, abandonados por los “buenos espíritus”, más aún atormentados por espíritus perversos, esperan pese a las más densas nubes oscuras, en Aquel que en ese momento terrible permanece oculto. Jacob se convierte en tipo de aquellos que perseveran hasta el final, éste reconoció cuando comenzó a amanecer, que, aun  en medio de las más terrible tiniebla, Dios puede estar oculto y  acepta que se le hable como a un Hombre…En aquel claroscuro del inicio de la mañana  se puede reconocer la verdad, allí la noche empieza a pasar, y la luz se empieza a vislumbrar del otro lado del abismo.

La honestidad de Jacob consiste en enfrentarse a sus propios fantasmas interiores y hace que este relato nunca envejezca, y constituya un llamado  a escuchar a solas la voz de nuestro propio inconsciente…El se quedo solo… Así comienza el relato, como un bloque de piedra que hace que el protagonista se sumerja en la más profunda soledad  y frialdad humana, aquel hombre lleno de riquezas, mujeres, ganados, un hombre visiblemente bendecido estaba claramente torturado por un superyo inflexible  y mordaz; por eso adonde va con  sus innumerables riquezas, su oscuro pasado también lo acompañará presente como una sombra espectral. Ese era el lado oscuro de  esa existencia aparentemente bendecida, del hombre  que está a la orilla del Yabok.

Un pasado no elaborado enquistado en los profundos abismos inconscientes, no se deja transportar al porvenir sin haber cumplido algunos requisitos, cualquier día se descargan sobre nosotros esas densas nieblas que oscurecen nuestro porvenir, nos paralizan y llenan nuestra vida de amargura y desesperación, cualquier día experimentamos que   “hacia adelante el camino se nos cierra”  y en lugar de la ansiada salida, se avecina hacia nosotros algo oscuro y espantoso que  se constituye en un enigma por descifrar: “ Y allí un hombre luchó contra él”.

Todo lo que desconocemos de nosotros nos domina, afirmaba Nietszche: “manos invisibles son las que más gravemente nos dominan”,en el caso de Jacob  se  observa un desconocimiento total en el escenario de su lucha, lo  único que sabe es que tiene que defenderse y por eso lucha a golpes. Es claro que en lugar de dejarse paralizar por su destino se sobrepone a él, defender el propio yo frente a las fuerzas desconocidas, jamás doblegarse, ser valiente en el momento de las preguntas, para disfrutar del momento de las respuestas, es una auténtica aventura del espíritu. Ese doloroso y oscuro poder con el que lucha en silencio no logra dominarle; a pesar de tener dislocada la cadera continua el combate, obligando a hablar a ese poder que lo amenaza, el drama solo logra resolverse a través de la palabra, esa palabra desnuda descubre el amanecer de los dos combatientes, hay palabras que sanan como la aurora, como una salida del sol; y la luz solo aparece a través de la palabra, el golpe es reemplazado por el verbo y la lucha  cesa.De allí que toda palabra neurotizante nazca de las mentiras  que impiden que los hechos reales hagan surgir los frutos de la aceptación, a partir de la situación real.

Ese hombre rico aun dentro de su miseria espiritual y su pobreza moral logra descubrir una riqueza más profunda; solo un ser humano es rico cuando como Jacob se agarra de Dios y le  dice:” no te soltaré sino cuando me hayas bendecido” por eso de allí en adelante ya no se llamará Jacob sino Israel (el que peleó contra Dios), continuará bendecido pero cojeando: eso le recordará quién es, un ser en falta, un ser deseante.

                                     

En definitiva, lo negativo de nuestra existencia asumido pierde su virulencia y se comporta como una fiera domesticada, la convivencia de lo simbólico (syn-balleim = reunir) y lo diabólico ( dia-ballein= disgregar)es lo que da equilibrio al ser humano. El yo en su afán de afirmarse en su imaginario de omnipotencia infantil renuncia inconscientemente a reconocer incluso a negar su parte negativa. Reconciliarnos con nuestro lado sombra es absolutamente terapéutico; reconciliarnos con aquella parte de nosotros mismos que no nos gusta, no para combatirlo sino para asumirlo, es el inicio de la paz interior. La perfecta alegría no reside en la positividad que uno pueda tener, por más excelente que sea desde el punto de vista religioso, sino en la propia negatividad asumida con amor.





lunes, 19 de mayo de 2014

Mística y Psicoanálisis

 EXPERIENCIA MÍSTICA Y PSICOANÁLISIS
Conferencia Dictada en la CRC (Colombia)
Por Ramiro Alberto Álvarez. Ps

El fenómeno “Experiencia Mística” es evidentemente complejo y difícil de abordar sobre todo a la luz de la ciencia, la cual lo ha catalogado, no pocas veces, de infantilismo regresivo, o delirio psicótico. Solo en Lacan -dentro del ámbito psicoanalítico- encontramos un pensador que nos invita a no “ceder” ante el fenómeno místico, y enfrentarlo como una experiencia muy válida de la subjetividad humana, propone examinarla sin determinar su verdad, pues la experiencia religiosa es una auténtica experiencia subjetiva .La apuesta de Lacan por el análisis del fenómeno religioso durante toda su obra, se debe fundamentalmente a que la religión puede hacerse cargo de lo real(el sentido) e incluso ser capaz de reinventarlo. Este recorrido permitirá abordar el tema de modo sucinto, ofreciendo elementos que permitirán no solo realizar un análisis diferencial, sino también conocer las posturas actuales en relación al tema.

I. ¿A qué nos estamos refiriendo con la expresión “Fenómeno Místico”?

Siguiendo la notable obra de Jordi Font ,y dejando por un momento de lado, los fenómenos paramisticos que pueden acompañar, o no, a la experiencia mística y que son fenómenos senso-perceptivos como: visiones, apariciones, audiciones, éxtasis, estigmas o revelaciones.Estos fenómenos tienen una alta incidencia de psicopatología o bien son fenómenos que explican la fragilidad emocional o la labilidad afectiva de las personas que los sufren, tanto si su experiencia es sana como patológica. Entrar a definir lo místico es adentrarnos en un terreno que tiene un carácter polisémico y ambiguo lo cual constituye su esencia fundamental, por ello se hace necesario mas que definirlo, delimitarlo. Nos apoyaremos en las reflexiones de William James, citadas por Domínguez Morano, delimitando particularmente su fenomenología, en estos aspectos imprescindibles :

Existe una predominancia afectiva determinada por la incapacidad para expresar la experiencia.
• Una iluminación intelectual, el místico tiene la experiencia de poseer un saber que escapa a la razón discursiva y lógica.
• La transitoriedad, la experiencia tiene una duración más bien breve, la duración es de minutos, a lo sumo un par de horas.
• La pasividad es el último elemento fundamental, la experiencia se impone sobre el sujeto adueñándose de él, dejándolo reducido a un estado de quietud.
• Entre otros elementos aportados por otros estudiosos del tema podemos añadir: la transcendencia del tiempo y del espacio, estado de ánimo gozoso, transformación personal .

Desde el punto de vista psicoanalítico, vemos que la exposición de James adolece del elemento relacional (Alter ego), elemento importantísimo a la hora de elaborar un diagnóstico diferencial. La experiencia mística es ante todo una evento totalizante del amor, de la unidad con el todo, donde los límites del yo que operan de modo diverso.

II. El enfoque genético y estructural frente al “Fenómeno Místico”

El abordaje de la experiencia mística desde el psicoanálisis se daria desde dos campos bien definidos: el genético y el estructural. Representados por Melanie Klein y Jacques Lacan, respectivamente. Si bien ambas posturas analizan el hecho desde ópticas diferentes, éstas no resultan excluyentes, sino complementarias.

• Perspectiva Genética: dimensión materna ( Melanie Klein).

Tanto Freud como Klein hablaron de la posibilidad de una regresión del ser humano a una etapa anterior de su existencia, nos referimos al estado de fusión primitiva y gozosa con el objeto vivido como totalidad (la madre). En este punto se podría encontrar la clave para la comprender la relación de objeto que mantiene el místico con su Dios. Esta experiencia con la madre en los primeros años es fundamental para cualquier ser humano para poder elaborar internamente objetos mentales básicos para toda la vida (Dios entre ellos).Así quien no se pudo sentir radicalmente confiado y abandonado en unos brazos maternales, difícilmente podrá experimentar en el futuro una confianza y un abandono placentero en la figura de Dios como objeto de fe. En esos primeros estadios la realidad del bebe es confusa y caótica, fundamentalmente porque no existe una diferenciación entre el Yo y el Tu, hay fragmentación, desorden en el sentir, aspectos marcados por el sentimiento de omnipotencia( el niño se juega su vida entre la Introyección y la proyección). Solo a partir del concepto desarrollado por Klein de Posición Esquizo- paranoide y depresiva, se logra evidenciar cómo el niño alcanza a triunfar parcialmente a este estado de precariedad existencial.

Lo anterior muestra la importancia que juega en la vida de los sujetos la dimensión de lo femenino. Lo femenino materno marca fundamentalmente la experiencia de fe, por ello los grandes místicos adoptan, no pocas veces, posturas femeninas en su experiencia de Dios: Dios-madre(Ekkhart), asumir una actitud femenina ante Dios, indicando que hay algo que no depende de la diferenciación sexual. Desde una orientación psicoanalítica se puede entender que las identificaciones primarias realizadas en los primeros enlaces con la madre, aparezcan en la experiencia de vinculación del Otro como sacro, esta posición femenina tan importante en la experiencia mística fue debidamente asumida por personas como Juan de la Cruz e Ignacio de Loyola, pero fracasó en el caso Schreber, allí podemos evidenciar los estamos de “equilibrio” que lo femenino ofrece a la vida psíquica, pero también como su ruina deviene en delirio psicótico, como en el caso mencionado.

• Perspectiva estructural: la Función Paterna(Jacques Lacan)

Si bien el enlace afectivo con la madre (identificación primaria) es fundamental en la estructuración de la personalidad de un sujeto, este proyecto no llegaría a término si la madre no fuese desalojada de su posición de “sujeto devorador” de su hijo, función que tiene que ver con el padre, pues esta matriz primera tiene que desaparecer para que el sujeto pueda avanzar. Es necesaria una “palabra tercera”, la del padre, sin la cual se permanecería enclaustrado en la fascinación del desdoblamiento narcisista imaginario. El símbolo paterno aparece,pues, como la representación de una ley básica que opera a la par con la estructuración del deseo, que es una obligada renuncia a la omnipotencia infantil y remite al niño al enfrentamiento de la limitación y a los márgenes de lo humano, este paso hace que el sujeto no tenga otra alternativa que la búsqueda constante de su completud, pero que solo podrá encontrar en el camino del reconocimiento de la diferencia y la distancia. Ese proceso permite que el sujeto desarrolle su capacidad de búsqueda de diversos objetos, lo cual lo constituirá en un sujeto social por antonomasia. Ya se puede advertir a esta altura lo que sucedería con una persona que pretenda sugerir la vivencia de una experiencia mística, pero que no hubiese sido castrada por el significante paterno, la experiencia se convertiría en una búsqueda fusional con lo materno y no una auténtica posibilidad de desear más allá de la necesidad. Esta palabra tercera (función simbólica de la ley) esta manifestada en los místicos en el Espíritu, el director espiritual, la iglesia; de otro modo la experiencia del místico se transformaría en la proyección de la propia imagen idealizada

III. Fenómenos psuedo -místicos.

El excesivo racionalismo propio de la modernidad deviene en la postmodernidad en una búsqueda casi desesperada por experiencias que estén lejos de lo racional. En este retorno de lo reprimido en la cultura, la emocional, sensorial y cuasi- mágico, nos teje una época donde la ilusión y el imaginario se entrelazan como los soportes de la realidad, dejándonos con muy pocos recursos para estructurar experiencias verdaderamente plenificantes y creadoras. La experiencia espiritual ha sido la más afectada debido a su abundante caudal de símbolos y elementos metafísicos los cuales si no son puestos en la criba de la sensatez y del análisis crítico dejan a los incautos en la dimensión de la  ilusión cruda y desnuda. Es importante advertir siguiendo a Joan Baptista Torello , que en sentido estricto un místico no es un visionario; las visiones, revelaciones, éxtasis, estigmatizaciones, bilocaciones, no constituyen la esencia de la experiencia mística, son fenómenos de orden secundario y completamente accidental, no olvidemos que para el psiquiatra y el psicólogo clínico estos aspectos extraordinarios en sus cercanías a la alucinación, al delirio o a síntomas psicosomáticos o histéricos, han sido los que con frecuencia han figurado en psicopatología como pruebas de conflictos psíquicos no resueltos, por parte de personas “religiosas”. En contraste los místicos auténticos nos muestran la necesidad de un intenso trabajo a nivel interior para acceder al Otro, es innegable que las lógicas de consumo contemporáneas nos llevan a un misticismo facilista que es un auténtico adefesio de la experiencia religiosa, pues constantemente estaríamos atravesando un campo minado.

Grupos religiosos en los cuales se ofrecen revelaciones, lluvia de milagros, sanaciones extraordinarias, ajenas al camino largo y ascético de los místicos tradicionales, ”ghettos de auto- salvados” cuya enseñanza a quedado relegada a un tiempo y un espacio “superado”: la falta de discernimiento y la ignorancia religiosa se convierten en terreno abonado para estos destellos de espiritualismo alienante, pues el Otro es el nombre que se el da a un yo omnipotente excluyendo la necesidad reconocernos como sujetos barrados y en falta. En definitiva, la religión en todos los matices del postmodernismo actual intenta engañarnos con la falsa premisa de hacer creer que somos seres totales, plenos, desconociendo como lo dijo Lacan que somos seres esencialmente deseantes.

IV. ¿Que sería la mística concretamente para el psicoanálisis?

Se podría considerar como un proceso sublimatorio, puesto que supone la posibilidad de expresar y canalizar el deseo, formularlo, liberarlo, en una apertura amorosa al Otro(Dios), más allá del retorno de lo reprimido. Un Otro que psicoanalíticamente habría que entenderlo, como un objeto interno que elaborado desde la primeras experiencias vitales, posibilitaría, mas allá de la mera repetición de lo antiguo, la apertura a un encuentro y la epifanía de una realidad amorosa plenificante. Es importante anotar, que en este tipo de sublimación, el cuerpo sin recluirse en la búsqueda de placer, no es excluido del gozo:”siéntese grandísimo deleite en el cuerpo y gran satisfacción en el alma”(Santa Teresa-Camino de Perfección c31,3), aquí observamos como ocurre una desvinculación de la libido de las funciones biológicas, conservando sus “cualidades” esenciales de la sexualidad, manteniendo la intención del eros: deseo, gozo, intercambio de dones, ofrenda, demanda, confirmación del uno y del otro . De modo que solo somos capaces de amar y experimentar a Dios en la misma medida que somos seres sexuados-deseantes.

V. Elementos para un pronóstico.(No disponible en esta edición)


VI. Aportes de la experiencia mística al mundo actual.

Para el psicoanálisis la experiencia mística constituye una usanza subjetiva y singular y como tal tiene un interés clínico de primera mano, desde este panorama dicha experiencia siempre dejará mas interrogantes que certezas, pero también  mostrará un camino a recorrer, una incógnita por despejar y una práctica clínica por desarrollar.

El aporte fundamental de la Experiencia Mística, constituye el hecho de ubicar la experiencia religiosa mas allá del infantilismo y la regresión, en un auténtica experiencia humana de plenificación y madurez, además de constituirse en un objeto probo de estudio para las ciencias sociales.

El “no ceder” a la experiencia mística enseñada por Lacan nos indica nuevas maneras de abordar el tema del Otro, el goce, el adentro y al afuera, y la estructura subjetiva. Lacan nunca condeno la experiencia espiritual, solia burlarse de la historia, de las pretensiones del intelecto, de la prepotencia académica, pero nunca de la espiritualidad, de la cual era un gran estudioso.

El misticismo es una invitación a superar nuestros deseos infantiles de omnipotencia, en su tendencia a dominar, controlar. El místico nos habla del radicalmente Otro, y de la impotencia incluso para referirse a él, por ello el recurso constante a la poesía, a la canción, al verso; en definitiva a lo estético, como discurso no-racional y singular.

El místico es una invitación constante al despojo. El miedo que tiene el profano lo incita reunir una caudal de conocimientos y cosas que le brindan un falsa seguridad exterior; el místico en su viaje al interior encuentra una seguridad que esta por encima de cualquier razonamiento lógico y de cualquier posesión material. Donde termina la creatura empieza el ser de Dios.

El místico vive intensamente la premisa del libro del éxodo: “No te harás imágenes de Dios”. El místico constantemente pone en cuestión las imágenes de la filosofía y la teología sobre Dios, en este sentido es un auténtico revolucionario, de su despojo incluso de las instituciones donde el discurso de la enunciación (místico) no corresponde con el del enunciado (Institución). El místico  evidencia la distancia que existe entre el Dios del evangelio y el Dios de las teorías teológicas, de modo que su experiencia, no apuntaría una teología de la liberación, sino a un liberación de toda teología.

El místico “denuncia” con su constante esfuerzo, lucha (noche oscura) y perseverancia que la experiencia de fe no tiene nada que ver con los shows mediáticos de las religiones, con los brotes psicóticos de ciertas denominaciones religiosas y menos aun con la gula “emocional” que brindan en el nombre de la espiritualidad muchos profetas de desastres.

sábado, 17 de mayo de 2014

Psicoanálisis y Medicina

viernes, 16 de mayo de 2014

La Culpa y el superyo


¿Cuál es entonces la relación entre culpabilidad y superyo?

De acuerdo a la práctica clínica del psicoanálisis, se puede afirmar que la culpa es un sentimiento inconsciente, por eso permanece mudo para el analizante, el cual se siente enfermo pero no culpable; mientras en la conciencia se es inocente inconscientemente se puede ser  culpable, allí está la paradoja!. Este fenómeno se puede expresar mediante afecciones patológicas, tales como: neurosis obsesiva, delirio de autoacusación, melancolía, duelo no elaborado,etc[1]. La culpabilidad es una enfermedad imaginaria del yo que reclama el remedio imaginario del castigo inflingido por el superyo.

El trabajo con nuestros pacientes confirma la tesis de Freud según la cual el sufrimiento de los síntomas expía una falta ignorada, lo cual resulta ser extraño, pues, el dolor sentido  (autocastigo bajo la forma de nuevos síntomas) es el alivio a un dolor no sentido (culpabilidad). Se puede afirmar entonces que desde el punto de vista clínico lo propio de la culpabilidad inconsciente es despertar de modo automático la irreprimible necesidad de ser castigado, de modo que la descarga de energía psíquica no solo alivia la tensión interna sino que también le  sirve al sujeto para realizar una localización, de algo que hasta ese momento carecía de representación: “ en muchos criminales, sobre todo en los jóvenes, hemos descubierto- escribe Freud- un intenso sentimiento de culpabilidad, que existe ya antes de la comisión del delito,y no era, por tanto, una consecuencia del mismo, sino su motivo, como si para el sujeto hubiera constituido un alivio poder enlazar dicho sentimiento inconsciente del culpabilidad con algo real y actual”.

¿Cuál es la falta desconocida que vuelve culpable al yo? No se puede olvidar que la culpabilidad es una forma elaborada de angustia de castración. El yo solo se puede angustiar ante la prohibición si al mismo tiempo percibe la agitación interna de su propio deseo, el yo se vuelve culpable no tanto por desear sino por ser incapaz de responder a dos exigencias opuestas y simultaneas del superyo tiránico. Ante el superyo que exhorta , el yo es culpable de no realizar su deseo: es una falta por defecto, y frente al superyo que prohíbe y condena es culpable de estar a punto de realizar ese deseo:es una  falta por exceso. En la realidad ninguna de las faltas es cometida, pues, el deseo es imposible de ser realizado.Si el superyo no existiera el yo no se sentiría culpable, pero el superyo existe, es decir, que el yo se cree culpable.Sí, la culpabilidad es una creencia imaginaria del yo, el falso presentimiento de experimentar el goce absoluto, mientras que no se puede experimentar mas que un goce parcial.

·         FREUD, Sigmund. El Problema Económico del Masoquismo(Obras Completas Tomo 19). Buenos Aires: Amorrortu, 1979.
·         LACAN, Jacques. Seminario 26: la Topología y el Tiempo. 1979 (Inédito).

·     NASIO, Juan David. Enseñanza de los 7 conceptos Fundamentales del Psicoanálisis. Barcelona: gedisa,1996



[1] Acción que la expíe y un nombre que la represente, para que se haga tolerable.

Superyo

El Superyo: ¿una instancia psíquica obscena y feroz?

Freud afirmaba que el superyo era el heredero del complejo de Edipo[1],en el cual una parte de yo se identifica con la figura parental interdictora, mientras que la otra continua deseando; entonces el niño(a) se vuelve capaz -a precio de desdoblarse- de encarnar el mismo a un tiempo la ley y el deseo, su imperativo categórico sería:¡desea el absoluto al cual deberás renunciar, porque te esta prohibido y es peligroso!

El superyo tiene dos facetas bien definidas que interesan particularmente al psicoanálisis, su dimensión consciente e inconsciente. El superyo no solo es el representante de la ley moral que apunta a nuestro bien y al bien de los otros(superyo-conciencia), también es un semblante de  ley, una ley inconsciente e insensata cuya intimación, más apremiante que cualquier mandato de la conciencia nos ordena llevar el deseo hasta las últimas consecuencias, por esto es desenfrenado en sus intimaciones, cruel en sus prohibiciones, sádico en su dureza y celosamente vigilante.

El superyo[2] queda así definido como una ley implacable y severa que si bien posibilita la renuncia a las pulsiones agresivas, deja la sujeto en un circuito sadomasoquista muy complejo que, por demás, se sostiene y se justifica en el cumplimiento de elevados preceptos reunidos bajo la égida del Ideal del yo. Freud enseñó que el superyo, por tanto, no es una instancia moral por el contrario, el superyo se pone al servicio del dolor moral, es decir, de la humillación y la mortificación psíquica. El superyo por tanto, si bien provoca las manifestaciones más exacerbadas de la culpabilidad, no promueve la responsabilidad, por el contrario un sujeto sometido a los imperativos superyoicos “cede a la responsabilidad”, es decir, a la aptitud de responder, como lo afirma Lacan el superyo es simultáneamente la ley y su destrucción.

De otra parte, el superyo no parece tener una estructura psíquica definida, pero si diversos modos de manifestarse en  función de las defensas que cada sujeto construya contra él: en la neurosis obsesiva, la severidad del superyo es hiperintensa, ante lo cual el sujeto intenta defenderse no aceptando ninguna imputación de culpabilidad expresa y procurando que su semejante lo exima  de esa culpa dolorosa; en la histeria el individuo se defiende de la fuerza del superyo a través de la represión, lo cual supone que siempre tratará de comportarse como víctima sin asumir la responsabilidad de sus actos; en la melancolía el sujeto se declara culpable y se somete a los severos castigos del superyo.

Por último, es posible afirmar que el superyo no es una instancia que pacifique al sujeto, o cuyo bien es el placer o el bienestar del individuo, por el contrario su “bien” es el displacer, en otros términos el Goce y a nombre de él opera como ley.

·         FREUD, Sigmund. El Problema Económico del Masoquismo(Obras Completas Tomo 19). Buenos Aires: Amorrortu, 1979.
·         LACAN, Jacques. Seminario 26: la Topologia y el Tiempo. 1979 (Inédito).

·    NASIO, Juan David. Enseñanza de los 7 conceptos Fundamentales del Psicoanálisis. Barcelona: gedisa,1996


[1] Es la experiencia de una pérdida y de un duelo, el de los padres fantaseados como compañeros sexuales. Es en el niño(a) la primera gran separación profunda e interior de los padres.
[2] Freud hace depender las particularidades del superyó de la estructura, no del género.

domingo, 11 de mayo de 2014

¿Qué es el inconsciente? Video

sábado, 10 de mayo de 2014

¿Qué es el inconsciente?


Aunque el término inconsciente ya había sido utilizada antes de Freud, en la obra de éste adquiere una significación totalmente original y se constituye como el concepto más importante.

Freud diferenciaba dos(2) usos de esta palabra. Como adjetivo, simplemente designa los procesos mentales que no son materia de la atención  consciente en un momento determinado. Como sustantivo ( el inconsciente)  designa uno de los sistemas psíquicos que Freud describió en su primera teoría de la estructura mental ( el modelo topológico). Según esta teoría, la mente esta dividida en tres(3) sistemas o “localidades psíquicas”: el Consciente (Cs), el preconciente     ( Pcs) y el Inconsciente(Icc). El sistema inconsciente no es lo que esta fuera de la conciencia en un momento dado, sino lo que ha sido radicalmente separado de la conciencia por la represión y no puede entrar en el sistema consciente y preconciente sin distorsiones.



En la segunda teoría freudiana de la estructura mental, el aparato psíquico esta dividido en tres(3) instancias: el yo, el superyo y el ello; ninguna de estas instancias coincide con el inconsciente, puesto que incluso el yo y el superyo tienen partes inconscientes.

Más adelante Freud rectifica su teoría y el Inconsciente adopta un nuevo estatuto, dado que los tres(3) componentes del aparato psíquico pueden ser inconscientes, el inconsciente cesa de ser una entidad autónoma y  se convierte en una propiedad de cada una de estas instancias. La represión también pasa a ser una entidad  inconciente, ya no es posible equiparar inconciente y reprimido,el inconsciente es a un tiempo represión y reprimido. Freud renuncia en 1920, en la mitad de su obra, a concebir el inconsciente como un sistema  autónomo, y privilegia la acepción descriptiva del término inconsciente, que el define como cualidad atribuible a cada una de las instancias del aparato psíquico. 

Sin embargo, de las tres(3) instancias psíquica es el Ello el que reviste una mayor carga inconsciente,  en él encontramos no solo las representaciones de cosas grabadas en el psiquismo bajo el impacto del deseo de los otros, sino también representaciones innatas, propias de la especie humana inscritas y transmitidas filogenéticamente. El yo de esta tópica no es el yo autónomo de la filosofía y de la psicología tradicionales, es un yo que se en encuentra en el centro como objeto, es una construcción  que se forma por identificación especular, por tanto es una formación imaginaria diferente al sujeto que es producto de lo simbólico,el yo se angustia es su intento de realizar una síntesis constante, y su angustia se da por las exigencias del ello y del superyo. La angustia yoica se podría resumir así: 

ANGUSTIA EXISTENCIAL DEL YO

La angustia frente al ello
Ser aniquilado
La angustia frente al Superyo
Ser castigado
La angustia frente a lo real
Ser impotente

El superyo merece un capítulo aparte  que más adelante se expondrá, por el momento se puede afirmar que el superyo es el inconsciente como ley que evidencia la división del sujeto contra sí mismo( Caso Aimeé), de otra parte implica el cuestionamiento del BIEN  como valor supremo, el superyo introduce una ética que no es la del bien, en la medida que se confunda bien con bienestar. La paradoja del superyo esta en que el sujeto esta apegado a algo que no le hace bien, es decir, a algo que no colabora con su bienestar.

Lacan  afirmará posteriormente que el concepto de inconsciente freudiano ha sido muy mal interpretado por sus seguidores, quienes lo redujeron a ser la sede de los instintos, ante esta concepción biologista, el propone que el inconciente esta estructurado como un lenguaje  ( modelo lingüístico).

DYLAN, Evans. Diccionario introductorio de psicoanalisis lacaniano. Buenos Aires: paidos, 1997

MILLER, Jacques Alain. El Recorrido de Lacan. Buenos Aires: Manatial, 2006.

lunes, 5 de mayo de 2014

¿Que es el Psicoanálisis?

sábado, 3 de mayo de 2014

El sentido inconciente del olvido ( Caso Freud )

En 1898, Freud publicó un pequeño ensayo titulado “El Mecanismo Psíquico del Olvido”, incorporado en 1901 en la obra “La Psicopatología de la Vida Cotidiana” en el que analizaba el olvido personal de un nombre propio. El nombre olvidado por Freud era el de Signorelli (en italiano Signore equivale a Señor), autor de los frescos Las Postrimerías del Hombre, de la catedral de Orvietto (Italia); en su lugar le acudían a la mente  los nombres de otros pintores- Botticelli y Boltraffio- que, al mismo tiempo, rechazaba como claramente erróneos. Ante ello Freud se pregunto el por qué del olvido y de un tal desplazamiento.

El olvido se presentó durante un viaje desde la localidad italiana de Ragusa a una ciudad de Herzegovina y en el transcurso de una conversación con un recién conocido compañero de viaje. Este había viajado por Italia y Freud le preguntó si había estado en Orvieto y visto los famosos frescos de… (El pintor cuyo nombre no recordaba). Al dedicarse a analizar esta incapacidad, Freud asocio en primer lugar el contenido de la conversación previa al olvido: “Poco antes de preguntar a mi compañero si había estado en Orvieto, habíamos hablado de las costumbre de los turcos residentes en Bosnia y en Herzegovina. Le conté haber oído explicar a uno de mis colegas, que ejercía la medicina en aquellos lugares y tenía muchos clientes turcos, que estos suelen mostrarse muy confiados en el médico y resignados ante el destino. Cuando se les anuncia que la muerte de uno de sus deudos es inminente y que todo auxilio es inútil contestan es: “¡Señor (Herr), qué le vamos a hacer!¡Sabemos que si hubiera sido posible salvarle, le hubieras salvado!”.

En este momento de la conversación Freud recordó haber callado una serie de ideas relacionadas con el tema:” Recuerdo, en efecto, que antes de cambiar de tema, quise relatar una segunda anécdota que reposaba en mi memoria junto a la ya referida. Los turcos de los cuales hablábamos estimaban el placer sexual sobre todas las cosas, y cuando sufren un trastorno relacionado con él caen en una desesperación que contrasta extrañamente con su conformidad ante la muerte. Uno de los pacientes que visitada mi colega le dijo un día: “tu sabes muy bien Señor (herr), que, cuando eso ya no es posible, la vida pierde todo su valor”.

Freud reprimió, así, la primera intención de relatar ese otro aspecto de las costumbres de los turcos, pero, además, desvió su atención de la continuación de aquella serie de pensamientos que le llevaban directamente al tema “muerte y sexualidad”. ¿Por qué se desvió el curso del pensamiento? Freud responde en su caso particular: “Me hallaba, entonces, bajo los efectos de una noticia que pocas semanas antes había recibido durante una corta estancia en Trafoi. Un paciente, al que traté con gran interés, se había suicidado a causa de una incurable perturbación sexual”. Esta noticia, por muchos motivos profundamente desagradable, deseaba ser “olvidada” activamente por Freud; en este proceso, el olvido se desplazó hasta el nombre del pintor  Signorelli: “Claro es” continua diciendo Freud, “que lo que deseaba olvidar era algo muy distinto del nombre del pintor de los frescos de Orvieto; aquello que quería olvidar resulto hallarse en conexión asociativa con dicho nombre, de modo que mi voluntad erró su blanco y olvidé el nombre en contra de mi voluntad, mientras mi intención era olvidar lo otro. La repugnancia a recordar se refería a un objeto, y la incapacidad surgió respecto a otro”.


Junto al olvido, la aparición de nombres sustitutivos -Botticelli y Boltraffio- es una alusión directa(a través de las diversas conexiones asociativas) tanto a lo que Freud quería olvidar (la noticia recibida en Trafoi, las costumbres de los turcos de Bosnia reprimidas en la conversación…) como a lo que quería recordar (el nombre de Signorelli).





BIBLOTECA SALVAT. Freud y el Psicoanálisis. Barcelona: Salvat editores, 1973.

ZIZEK, Slavoj. Cómo leer a Lacan?. Buenos Aires: paidòs, 2008.