viernes, 16 de mayo de 2014

Superyo

El Superyo: ¿una instancia psíquica obscena y feroz?

Freud afirmaba que el superyo era el heredero del complejo de Edipo[1],en el cual una parte de yo se identifica con la figura parental interdictora, mientras que la otra continua deseando; entonces el niño(a) se vuelve capaz -a precio de desdoblarse- de encarnar el mismo a un tiempo la ley y el deseo, su imperativo categórico sería:¡desea el absoluto al cual deberás renunciar, porque te esta prohibido y es peligroso!

El superyo tiene dos facetas bien definidas que interesan particularmente al psicoanálisis, su dimensión consciente e inconsciente. El superyo no solo es el representante de la ley moral que apunta a nuestro bien y al bien de los otros(superyo-conciencia), también es un semblante de  ley, una ley inconsciente e insensata cuya intimación, más apremiante que cualquier mandato de la conciencia nos ordena llevar el deseo hasta las últimas consecuencias, por esto es desenfrenado en sus intimaciones, cruel en sus prohibiciones, sádico en su dureza y celosamente vigilante.

El superyo[2] queda así definido como una ley implacable y severa que si bien posibilita la renuncia a las pulsiones agresivas, deja la sujeto en un circuito sadomasoquista muy complejo que, por demás, se sostiene y se justifica en el cumplimiento de elevados preceptos reunidos bajo la égida del Ideal del yo. Freud enseñó que el superyo, por tanto, no es una instancia moral por el contrario, el superyo se pone al servicio del dolor moral, es decir, de la humillación y la mortificación psíquica. El superyo por tanto, si bien provoca las manifestaciones más exacerbadas de la culpabilidad, no promueve la responsabilidad, por el contrario un sujeto sometido a los imperativos superyoicos “cede a la responsabilidad”, es decir, a la aptitud de responder, como lo afirma Lacan el superyo es simultáneamente la ley y su destrucción.

De otra parte, el superyo no parece tener una estructura psíquica definida, pero si diversos modos de manifestarse en  función de las defensas que cada sujeto construya contra él: en la neurosis obsesiva, la severidad del superyo es hiperintensa, ante lo cual el sujeto intenta defenderse no aceptando ninguna imputación de culpabilidad expresa y procurando que su semejante lo exima  de esa culpa dolorosa; en la histeria el individuo se defiende de la fuerza del superyo a través de la represión, lo cual supone que siempre tratará de comportarse como víctima sin asumir la responsabilidad de sus actos; en la melancolía el sujeto se declara culpable y se somete a los severos castigos del superyo.

Por último, es posible afirmar que el superyo no es una instancia que pacifique al sujeto, o cuyo bien es el placer o el bienestar del individuo, por el contrario su “bien” es el displacer, en otros términos el Goce y a nombre de él opera como ley.

·         FREUD, Sigmund. El Problema Económico del Masoquismo(Obras Completas Tomo 19). Buenos Aires: Amorrortu, 1979.
·         LACAN, Jacques. Seminario 26: la Topologia y el Tiempo. 1979 (Inédito).

·    NASIO, Juan David. Enseñanza de los 7 conceptos Fundamentales del Psicoanálisis. Barcelona: gedisa,1996


[1] Es la experiencia de una pérdida y de un duelo, el de los padres fantaseados como compañeros sexuales. Es en el niño(a) la primera gran separación profunda e interior de los padres.
[2] Freud hace depender las particularidades del superyó de la estructura, no del género.

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